jueves, 4 de abril de 2013

UNA CONFESION SINCERA

Quien mejor puede definir la esclavitud, la servidumbre y la sumision sin duda es EL


Por encima de todo ........................................ ES ENTREGA 


Sin saberlo toda mi vida, he sido esclavo.





Soy socio mayoritario de una empresa que funde con 30 años, tengo 20 personas a mi cargo, puedo decidir a quién contratar, despedir, subir o bajar el sueldo, soy serio, distante, duro y exigente.

Pero ante los tacones de mí Dueña soy el más servil de los esclavos.
  •  ¿Por qué? No lo sé.
  •  ¿Qué me mueve a estar subyugado a una mujer? No lo sé.
  •  ¿Por qué siento así? No lo sé. 

He tenido novias que como mujeres son excepcionales, 
que físicamente son de bandera, sin embargo, no sentía con ellas el deseo, la pasión la 
excitación, que siento caminando un paso por detrás de mí Señora, o lo que siento cuando la visto o 
acicaló para una cita con otro hombre.

 A veces me pregunto si estoy bien de la cabeza. Otras veces simplemente .........me dejo llevar. 

Ser esclavo para mí es pasar a otro estadio, es como flotar, por muy dura que a veces sean las 
condiciones. 
Dentro de mi esclavitud: servir, vivir humillado, vivir por y para hacer la vida de mí 
Dueña más agradable, sencilla o cómoda, es lo habitual, habitual de hábito, de necesidad 
fisiológica para mí persona.




No entiendo la esclavitud como una sesión donde un Ama ostia a un sumiso, entiendo la 
esclavitud como la entrega voluntaria por mí parte a mí Dueña para realizar su voluntad. 

Personalmente, no aguanto el dolor físico, es algo que detesto, pero entiendo que forma 
parte de la educación de un esclavo. 
Aunque el dolor físico nunca me hizo tanto daño como el dolor psicológico. Una simple palabra dicha en el momento justo, me puede hacer infinitamente más daño que la peor de las palizas.

No creo en el 24/7, todo el día desnudo a los pies de mí Dueña vestida de latex y con tacones, 
pero sí en servirle a mi Dueña el desayuno antes de ir a trabajar, en preparar su ropa en la 
cama, ayudarle a calzar sus botas, abrirle la puerta del coche, tener la casa ordenada y 
recogida para cuando llegue del trabajo, tomar un café con ella cuando ella así lo disponga 
ambos vestidos normalmente. O estar a ciento de kilómetros de distancia y saber ella que no 
voy a mirar a otra mujer, que no me voy a masturbar sino es su deseo, eso es para mí la 
esclavitud.
Evidentemente en todo esto hay una carga sexual importante, pero no busco mi placer sexual 
como cualquier hombre en el hecho de eyacular. Mi máxima satisfacción o goce puede ser:ver 
la sonrisa de mí Dueña o un gesto de aprobación suyo, ante la mayor de las humillaciones.


Finalmente no creo en la esclavitud, en la entrega, si no hay admiración, sentimientos hacia mi 
Dueña. Y como dijo el poeta: “Esto es amor, quién lo probó lo sabe”.

2 comentarios:

  1. Hola gracias por compartir yo soy como tú. Tengo 30 años y mi vida ha sido un tormento en cuanto a aceptame y relaciones de pareja. Un abrazo

    apuestocaballero29@gmail.com

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  2. Sin duda , todo lo que nos lleva a no aceptar nuestra naturaleza es un calvario que mas tarde o mas temprano nos pasa factura

    se tu mismo.... olvida quien eres y se quien eres

    domina dolores

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