jueves, 16 de mayo de 2013

LA GASTRONOMIA


HABÍA PASADO TODA LA TARDE.......


Entro en la habitación y encendió la luz,  que me cegó por completo,  la mordaza que llevaba en la boca no me dejaba decir lo mas mínimo,  se aproximo y con sus botas de tacón de aguja, me dio unos golpecitos en el cuerpo, aprobó con un gesto, se tapo la nariz y dijo para si misma: Mi labor de alfarería esta casi acabada, solo tendré que quitarle ese olor repugnante.
Rápidamente se enfundo unos guantes de látex y empezó a quitar las tiras de celofán adheridas a mi piel , que me habían proporcionado la forma deseada, me manipulaba con sus guantes de látex por todo el cuerpo, solo el hecho de verla como se inclinaba por encima de mi cabeza me dejaba sin respiración  ahora no era mas que un plato de cerámica aunque sucio por el momento. 
Me arrastro hasta la bañera  repleta de agua,  los platos no andan, y con un estropajo y algo de jabón procedió a lavar su plato, a continuación me secó con unos trapos de cocina y dijo: Es hora de dar un toque personal a mi magnifica obra- sacó pincel, brocha y me empezó a decorar  con dibujos estrambóticos, toda una decoración subrealista.

Una vez acabada su obra, me arrastro a la cocina y poniéndome  a cuatro patas al lado de su mesa de comer, puso el horno y   aso  un hermoso pollo, una vez en su punto lo puso sobre mi espalda, de no ser por el baño templado que me había dado mi Dueña habría saltado hasta el techo, pero para aliviar aun mas el jadeo, me añadió algo de lechuga bien aliñada
Una botella de vino de ribera del Duero, que  vació en un vaso que dulcemente coloco en uno de mis costados, se sentó  con un cuchillo y un tenedor empezó a cortar y a comer sobre mi espalda,  ahora era su plato personal, con la mayor comodidad del mundo.

Después de comer y tomar su postre, me quitó la mordaza y dejo que algún resto de comida fuera a parar a mi boca, nada me supo tan bien en mi vida, una vez acabo, se levanto, me sacudió las migas y me  volvió a meter en la bañera, pero esta vez  me dejo a remojo un buen tiempo, volviendo con el estropajo y el  jabón
una vez lavado y secado con los trapos de cocina, me arrastro de nuevo, colocándome en un rincón hasta que me utilizara de nuevo 

Fue el mejor plato para ella, su mejor obra 

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