HABÍA PASADO TODA LA TARDE.......
Entro en la
habitación y encendió la luz, que me cegó por completo, la mordaza
que llevaba en la boca no me dejaba decir lo mas mínimo, se aproximo y
con sus botas de tacón de aguja, me dio unos golpecitos en el cuerpo, aprobó con un gesto, se tapo la nariz y dijo para si misma: Mi labor de alfarería
esta casi acabada, solo tendré que quitarle ese olor repugnante.
Rápidamente se
enfundo unos guantes de látex y empezó a quitar las tiras de celofán adheridas
a mi piel , que me habían proporcionado la forma deseada, me manipulaba con sus
guantes de látex por todo el cuerpo, solo el hecho de verla como se inclinaba por encima de mi cabeza me dejaba sin respiración ahora no era mas que un
plato de cerámica aunque sucio por el momento.
Me arrastro hasta la bañera repleta de agua, los platos no andan, y con un estropajo y algo de jabón procedió a lavar su plato, a continuación me secó con unos trapos de cocina y dijo:
Es hora de
dar un toque personal a mi magnifica obra- sacó pincel, brocha y me
empezó a decorar con dibujos estrambóticos, toda una decoración subrealista.
Una vez acabada
su obra, me arrastro a la cocina y poniéndome a cuatro patas al lado de su mesa de comer, puso el horno y aso un hermoso pollo, una vez en su
punto lo puso sobre mi espalda, de no ser por el baño templado que me había
dado mi Dueña habría saltado hasta el techo, pero para aliviar aun mas el
jadeo, me añadió algo de lechuga bien aliñada
Una botella de
vino de ribera del Duero, que vació en un vaso que dulcemente coloco en uno de
mis costados, se sentó con un cuchillo y un tenedor empezó a cortar y a comer
sobre mi espalda, ahora era su plato personal, con la mayor comodidad del
mundo.
Después de comer
y tomar su postre, me quitó la mordaza y dejo que algún resto de comida fuera a
parar a mi boca, nada me supo tan bien en mi vida, una vez acabo, se levanto,
me sacudió las migas y me volvió a meter
en la bañera, pero esta vez me dejo a
remojo un buen tiempo, volviendo con el estropajo y el jabón
una vez lavado y secado con los trapos
de cocina, me arrastro de nuevo, colocándome en un rincón hasta que me
utilizara de nuevo
Fue el mejor plato para ella, su mejor obra
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